BISULFURO DE MOLIBDENO
Por Domingo Tassara S.
El bisulfuro de Molibdeno es un compuesto antifricción de gran poder, que se introduce entre los cuerpos sólidos en interacción.
En balística la interacción se produce entre el proyectil y el ánima del cañón.
En las balas –que es nuestro tema- se usa como recubrimiento de las puntas, ya sea en forma de pintura o laca negra.
Las cualidades antifricción de este recubrimiento no se ven afectadas por la temperatura.
Para tener una mejor apreciación de este compuesto químico, daremos a conocer sus consecuencias:
En balística la interacción se produce entre el proyectil y el ánima del cañón.
En las balas –que es nuestro tema- se usa como recubrimiento de las puntas, ya sea en forma de pintura o laca negra.
Las cualidades antifricción de este recubrimiento no se ven afectadas por la temperatura.
Para tener una mejor apreciación de este compuesto químico, daremos a conocer sus consecuencias:
PRIMERA CONSECUENCIA
Una notoria disminución de los residuos que quedan en el cañón después del disparo. Esta particularidad se produce por tres razones:
1. Al pasar la “punta”, ésta recubre con una fina capa de Molibdeno el interior del cañón, la cual actúa como protectora impidiendo que se adhieran partículas de pólvora, parcial o totalmente quemada.
2. Al pasar el siguiente proyectil –y así sucesivamente- arrastra las pocas partículas de materias extrañas que pudieran haber quedado en el cañón, realizando una función “autolimpiadora”.
ADEMAS, la ausencia de “enlatonado” en el ánima del cañón, al no existir –prácticamente- un contacto entre la punta y el estriado, por la interposición de la capa de Molibdeno.
Obviamente, el proceso de limpieza del cañón es más fácil y sencillo.
SEGUNDA CONSECUENCIA
Un aumento de la precisión y por consiguiente un mantenimiento de ella. Es sabido que un buen mantenimiento del ánima de cañón contribuye en gran medida a la obtención máxima de la precisión. Un ejemplo claro de esto, son las armas de la modalidad “Bench Rest”, en donde después de cada disparo se procede al aseo del cañón.
La precisión se “pierde” por la acumulación de materias extrañas al interior del cañón, creando por consiguiente irregularidades y discontinuidades en él, que hacen las veces de un “freno” variable al paso del proyectil (fenómeno de saltos).
Se debe recordar –además- que no sólo se depositan los residuos de la pólvora, si no, que además las partículas que recubren el proyectil (latón), las que se van adhiriendo al estriado (incrustación), y qué decir si la punta es de aleación.
TERCERA CONSECUENCIA
Se obtiene una mantención de la Velocidad Inicial (Vo). En ensayos en túneles aerodinámicos se ha logrado establecer que los proyectiles recubiertos con Molibdeno “carecen” de una pérdida de coeficiente aerodinámico –al abandonar el cañón- por no “sufrir” rebabas producto de la fricción del proyectil con el ánima.
CUARTA CONSECUENCIA
Una prolongación de la vida útil del cañón, que no es otra cosa que un mayor número de disparos sin una pérdida apreciable de la precisión.
Debemos recordar que el cañón está fabricado de acero, que es una mezcla de Hierro y Carbono –más- otros elementos, y que se va “quemando” debido al calor y a las partículas de pólvora.
Podemos afirmar que, el recubrimiento de los proyectiles con Bisulfuro de Molibdeno trae solamente ventajas, tanto en la precisión como en la vida útil del cañón.
Una notoria disminución de los residuos que quedan en el cañón después del disparo. Esta particularidad se produce por tres razones:
1. Al pasar la “punta”, ésta recubre con una fina capa de Molibdeno el interior del cañón, la cual actúa como protectora impidiendo que se adhieran partículas de pólvora, parcial o totalmente quemada.
2. Al pasar el siguiente proyectil –y así sucesivamente- arrastra las pocas partículas de materias extrañas que pudieran haber quedado en el cañón, realizando una función “autolimpiadora”.
ADEMAS, la ausencia de “enlatonado” en el ánima del cañón, al no existir –prácticamente- un contacto entre la punta y el estriado, por la interposición de la capa de Molibdeno.
Obviamente, el proceso de limpieza del cañón es más fácil y sencillo.
SEGUNDA CONSECUENCIA
Un aumento de la precisión y por consiguiente un mantenimiento de ella. Es sabido que un buen mantenimiento del ánima de cañón contribuye en gran medida a la obtención máxima de la precisión. Un ejemplo claro de esto, son las armas de la modalidad “Bench Rest”, en donde después de cada disparo se procede al aseo del cañón.
La precisión se “pierde” por la acumulación de materias extrañas al interior del cañón, creando por consiguiente irregularidades y discontinuidades en él, que hacen las veces de un “freno” variable al paso del proyectil (fenómeno de saltos).
Se debe recordar –además- que no sólo se depositan los residuos de la pólvora, si no, que además las partículas que recubren el proyectil (latón), las que se van adhiriendo al estriado (incrustación), y qué decir si la punta es de aleación.
TERCERA CONSECUENCIA
Se obtiene una mantención de la Velocidad Inicial (Vo). En ensayos en túneles aerodinámicos se ha logrado establecer que los proyectiles recubiertos con Molibdeno “carecen” de una pérdida de coeficiente aerodinámico –al abandonar el cañón- por no “sufrir” rebabas producto de la fricción del proyectil con el ánima.
CUARTA CONSECUENCIA
Una prolongación de la vida útil del cañón, que no es otra cosa que un mayor número de disparos sin una pérdida apreciable de la precisión.
Debemos recordar que el cañón está fabricado de acero, que es una mezcla de Hierro y Carbono –más- otros elementos, y que se va “quemando” debido al calor y a las partículas de pólvora.
Podemos afirmar que, el recubrimiento de los proyectiles con Bisulfuro de Molibdeno trae solamente ventajas, tanto en la precisión como en la vida útil del cañón.