EL CAÑÓN DE UN ARMA (HISTORIA)

TECNOLOGIA


EL CAÑON DE UN ARMA: HISTORIA

Por Domingo Tassara S.


Este importante elemento de un arma de fuego, conocido también con el término inglés “barrel”, adquiere una importancia vital a la hora de “medir” la precisión de una arma, incluso se ha utilizado –en algunas de ellas- como una forma de evitar el “levantamiento” de la misma. Existe un tipo de cañón pesado, expresado en otro término…, “más grueso”, el que recibe la denominación de "Bull Barrell".

Dentro de la gran variedad de cañones, se puede distinguir según sea su forma, apariencia, material, etc., en relación a su interior, podemos decir que solamente existen dos clases de cañones:

1. Los rayados.
2. Los lisos.

¿Le llama la atención "los lisos"?, muy simple, los de las escopetas, también los encontramos en algunas piezas de artillería y en los morteros, por citar algunos ejemplos.

Si se tiene que definir el funcionamiento de un cañón, se puede decir que es, a partir de dos premisas a distinguir:

1. Acelerar la bala.
2. Proyectar la bala.

P: ¿Qué significa acelerar la bala?.
R: La aceleración significa velocidad, la que cuanto mayor sea, más energía le conferirá.

P: ¿Qué significa proyectar la bala?.
R: La protección de la bala no sólo significa enviarla, sino también dirigirla con precisión.

Analicemos: ¿Qué sucede cuando se produce la ignición?.

La presión aumenta a una velocidad tal que en sólo una décima de segundo alcanza su máximo nivel.

En este tiempo, el proyectil (punta) ha comenzado a “moverse” o desplazarse y esta distancia es de alrededor de 100 milímetros, un poco menos de 4”.

La presión generada al interior del cañón es de varias toneladas por centímetro cuadrado (ton./cm2), la que en el caso de un rifle es de alrededor de 5 ton./cm2, hay que formarse la idea del “golpe” que recibe la recámara y qué decir de la punta.

Es por esta causa que la punta -generalmente- se acelera hasta una velocidad cercana a los 900 m/seg. y ahí inicia su vuelo hacia el blanco.
¿Y qué sucede con el cañón?, debe estar “preparado” para contener la presión y mantenerse invariable, de ahí la importancia de su material y tolerancias.

Un poco de Historia; cuando se construyeron los primeros cañones, el primer “obstáculo” que se presentó fue el ajustar el diámetro del proyectil al ánima.

Fue tal la importancia de este ajuste, por cuanto lo que se pretendía era evitar la fuga de presiones, y consecuentemente obtener una óptima precisión.

Los primeros cañones se hicieron “a punta” de fragua y forja; debemos pensar que no existían máquinas y/o herramientas apropiadas para hacer el ánima a partir de un bloque de acero.

Se inventó un sistema: el del BLANK (Siglo XIX).

P: ¿Qué era el Blank?.
R: El blank era una barra maciza, y muy dura, que tenía exactamente la forma del orificio; en otras palabras se “fabricaba” la forma del orificio, era un negativo del orificio.

El blank se revestía (envolvía) de una lámina de metal cuyo espesor era el que sería –posteriormente- la pared del cañón.

Para que fuera maleable se calentaba “al rojo” y se martillaba la lámina para que copiara en su interior exactamente la forma de la barra, se soldaba de cabeza y a fragua la juntura.

Posteriormente, se retiraba el blank, quedando el orificio con las dimensiones exactas y necesarias para “sellar” las presiones; se cuidaba que fuera totalmente recto, para que su comportamiento balístico fuera bueno.

Aunque cueste creerlo, actualmente es el sistema utilizado en los cañones martillados en frío. Volviéndose a este sistema de producción de cañones rayados.

Se deja bien en claro que los antiguos no eran estriados; recuérdese que existía la pólvora negra, avancarga y bajas velocidades.

Con el nacimiento de la cartuchería metálica fue necesario el uso de las estrías y con ello, la aparición del ánima.

“EL TRIUNFO HACE LA CAMARADERIA, LA DERROTA LA SOLIDARIDAD”

- D. Tassara S. -